Las niñas, niños y adolescentes (NNA) forman un grupo vulnerable que al migrar de su país solo incrementa esta vulnerabilidad. El riesgo no solo de violencia, el estar expuestos al tráfico de personas, sufrir violencia sexual y discriminación, pasar hambre o frío o simplemente no tener acceso a algún servicio de salud, tristemente es solo el principio de los riesgos que pudieran afrentar al cruzar fronteras entre países.
Las niñas y niños migrantes pueden ser identificados de distintas formas:
- Niñas y niños acompañados por familiares o tutor legal.
- Niñas y niños no acompañados, ya sea por qué iniciaron el viaje solos o por qué en algún momento de este quedaron separados.
- Niñas y niños “acompañados no acompañados” que son aquellos que los menores viajan con un adulto, sin embargo, no se puede determinar la relación ya que es muy incierta.
Condiciones de violencia, cambio climático o desinformación pueden llevar a que estas niñas, niños y adolescentes salgan de sus comunidades, en algunos casos, sin ser acompañados. Una de cada cuatro personas en movilidad en América Latina y el Caribe es un niño, niña o adolescente, la proporción más alta a nivel mundial.
Las rutas migratorias irregulares presentan innumerables riesgos físicos, especialmente para la niñez. Además de atravesar terrenos peligrosos como selvas, ríos, vías férreas y carreteras, los menores también enfrentan la posibilidad de sufrir violencia, explotación y abuso durante su travesía como en su destino. Algunos mueren a manos de traficantes o tratantes, mientras que otros se ahogan en los ríos o fallecen en la travesía de selvas y montañas peligrosas. Además, las víctimas de trata de personas suelen sufrir abusos físicos y sexuales, y los menores pueden ser captados para la explotación antes, durante o después de su migración. Los raptos de niños por fuerzas armadas también son comunes.
Detención de NNA migrantes
En muchos países, las niñas, niños y adolescentes migrantes, ya sean acompañados, separados o no acompañados, son colocados en instalaciones designadas para la detención de inmigrantes debido a las políticas de inmigración y las circunstancias en las que ingresaron al país.
La detención de la niñez puede tener efectos profundamente negativos y duraderos en su salud física y mental, así como en su bienestar general. Incluso los períodos breves de detención pueden afectar seriamente el bienestar psicológico y físico del niño y comprometer su desarrollo cognitivo.
Los menores detenidos a menudo enfrentan obstáculos para acceder a representación legal y asesoramiento jurídico. Además, no siempre se les informa adecuadamente sobre el estado de resolución de su caso. La falta de conocimiento sobre el propósito y la duración exacta de la detención también contribuye al estrés y la ansiedad que experimentan.
Cada vez más, los niños pequeños están emprendiendo estos peligrosos viajes. Actualmente, los menores de 11 años constituyen hasta el 91 por ciento de todos los niños, niñas y adolescentes que se desplazan en algunos puntos de tránsito clave.
La vulnerabilidad de los menores se incrementa debido a factores como las circunstancias que llevaron a su partida, su nivel de resiliencia personal, la exposición a la violencia durante la travesía, su género e identidad de género, y si su proceso migratorio es irregular. Las niñas, niños y adolescentes viajando solos pueden tener que asumir responsabilidades de adultos que trascienden aquellas que corresponden a su edad, madurez o fuerza física, comprender de qué manera se pueden producir estos riesgos constituye el primer paso para sus cuidados.
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Fuentes de información:
https://www.migrationdataportal.org/es/themes/ninos-migrantes
https://www.unicef.org/mexico/migraci%C3%B3n-de-ni%C3%B1as-ni%C3%B1os-y-adolescentes#:~:text=